martes, 7 de agosto de 2012

Diego Barboza. La Impronta Creadora de la Acción


Me interesa mucho el sentido de las celebraciones populares, porque
pienso que nuestra sociedad antes de la colonia era una sociedad de
acción. Caza, pesca, poblaciones nómadas, todas las acciones ocurrían.
Esto me da la idea de que el rito y la celebración están muy cerca de una
manera de ser. Yo sustituyo el arte tradicional por un hecho. Escogí la
calle en vez de la tela.

 

Diego Barboza



Diego Barboza (estado Zulia, 1945-Caracas,2003) fue un artista que legó aportes fudamentales dentro de los procesos que modificaron el rumbo de los lenguajes del arte venezolano desde los inicios de los años setenta.



Mientras vivió en Londres (desde 1968) desarrolló las «expresiones de calle» a las que luego, a partir de 1980, decidió replantear y ampliar con las que llamó «acciones poéticas»[1] que eran, según la concepción del artista, manifestaciones artísticas con un sentido comunal de la participación pública, distanciando así sus propuestas, intencionalmente, de la idea del público espectador de sus coetáneas internacionales de performances y happenings.[2]



Habría que destacar que en toda su propuesta, como una especie de leitmotiv, se sostuvo el énfasis en las acciones de la vida cotidiana ligadas al juego y a la fiesta.



Es interesante observar, dentro de los procesos de este artista, la importancia que le dio a los registros de sus eventos, a los que no con­sideró mero documento testimonial sino, quizá más importante para él, un espacio fértil para intervenciones creadoras que se resignifi­carían sobre el nuevo soporte. Así pues, foto-grafías y fotocopias, pero también otros medios,eran el sustento para colorear de distintas maneras, hacer collages, e incluso, proyectar nuevas ideas.



Un registro particular, que puede dar paso a varias reflexiones, es la serie Sin pies, custodiada por el Museo de Arte Contemporáneo (Caracas) desde la donación hecha por el propio artista en 1995. Esta serie constituyó el trabajo de grado presentado por Barboza en el Centro de Enseñanza Gráfica (CEGRA)[3] en la especial­ización de serigrafía. El origen de las imágenes es una secuencia de acciones dirigidas por Barboza, ejecutadas por el artista Luis Villamizar y fotografiadas por Doris Spencer de Barboza. La acción es la de un personaje que, frente a la cámara, se presenta desnudo pero, poco a poco, se coloca nuevas prendas hasta llegar al momento final, en el que aparece completamente vestido.



De manera que, la serie Sin pies es una suerte de transducción[4] serigráfica que deja a la vista, simultáneamente, distintos procesos y transformaciones: el de la realización de una acción simple y cotidiana como es la de vestirse, efectuada en el taller del artista, la de la secuencia fotográfica en la que devino aquella acción y el de las capas propias de estas técnicas gráficas a las que sutilmente alude la acción de vestirse.



Además de la serie Sin pies, el MAC también conserva bajo su custodia otra valiosa pieza del archivo de acciones de Diego Barboza: La caja del cachicamo, realizada en 1974. Esta acción se desarrolló en varios «espacios de concentración ciudadana»[5] (en el Parque del Este, el Centro Histórico de Yaracuy y en una plaza de Caricuao) y se apoyó en la tradición simbólica popular venezolana con sus dinámi­cas con objetos que se transforman en ele-mentos de motivación espontánea, celebratoria y colectiva. En La caja del cachicamo se inci­taba al público a participar a través de un baile realizado por dos personas que eran portado­ras de dos largas tiras de color rojo salientes de los extremos opuestos de una misma «caja»; sobre las tiras se podía leer en letras blancas la palabra «cachicamo» mientras el movimiento dejaba escuchar los cascabeles que tenían cosidos. Fue en esta acción en la que Barboza pudo desplegar el espíritu festivo con una intensidad superior a la alcanzada en las acciones de Londres.



Tanto la serie Sin pies, como La caja del cachi­camo son propuestas de registro que, con sus características particulares y diferenciadas entre ellas, permiten apreciar los criterios del artista con respecto a la documentación de sus acciones como un espacio susceptible de improntas afectivas y creadoras pero, al mismo tiempo, dan paso a la puesta en valor de la noción transgresora del arte de acción de Barboza puesto que, para este artista, el transcurso del tiempo y las relaciones humanas con su entorno, el desorden y la cotidianidad traspasaron el concepto limitado de acciones meramente corporales para vulnerar la pureza de los medios y el romanticismo del artista individual, manteniendo un carácter contestatario con respecto al campo del arte y al con­texto social.



Albeley Rodríguez, Caracas, febrero de 2012





Lista de obras presentes en la exposición

Diego Barboza. La Impronta Creadora de la Acción

Sala 5, Museo de Arte Contemporáneo, Caracas, 2012



Serie Sin pies

Sin pies

1983

Serigrafía 12/ 15

71 x 56



Sin pies

1983

Serigrafía 9/ 11

71 x 56



Sin pies

1983

Serigrafía 5/ 15

71 x 56



Sin pies

1983

Serigrafía 8/ 15

71 x 56



Sin pies

1983

Serigrafía 15/ 15

71 x 56



Registro de La caja del Cachicamo

La caja del Cachicamo

S/ f (acción realizada en Parque del Este, Caracas, en 1974)

Collage de masonite, impresión fotográfica creyón, óleo, espejo.

157 x 106, 2 cm



Proyección

G2 Grupo Creativo

Video documental

Una vida entre redes

2003

27 minutos.







[1] En la conmemoración del décimo aniversario de su primera «expresión» 30 muchachas con redes, Barboza manifestó: «He decidido darle nombre a lo que hago. Lo llamo desde hoy “Poema de acción”. Estoy convencido de que lo mío no es arte conceptual, sino un poema que queda en el aire, como una celebración» en María Josefa Pérez, «Cumpleaños de “El Cachicamo”», El Nacional, 18-05-1980, Caracas, p. E-10.

[2] Félix Suazo, plegable de la exposición Otro coincidente, El Anexo ArteContemporáneo, octubre-diciembre 2010.

[3] La exposición se llevó a cabo en la sede del CEGRA, Caracas, del 17 al 31 de julio. Un comentario crítico de María Elena Ramos publicado en el Papel Literario (p. 8) de El Nacional (Caracas, 14-8-1983) titulado «Dibujo antes y después» hace un planteamiento interpretativo de esta propuesta: «Diego Barboza hace un seguimiento conceptual y fotográfico a Luis Villamizar, arte corporal que termina convertido en serigrafía. Su expe-riencia con el fotoscreen nos ofrece tramas de puntos, colores primarios y sus complementarios, en la idea de un cuerpo secuencia que se va transformando». Citado en: Katherine Chacón, «Cronología comentada», Catálogo Diego Barboza. El festín de la nostalgia 1955-2000, p. 80.

[4] Transducción es un término proveniente de las ciencias biológicas que explica el proceso por el que una célula convierte un determinado estímulo exterior en una respuesta diferente. Este término ha sido adoptado por la teoría literaria para advertir procesos de transmisión dinámica (intertex-tualidad, hipertextualidad, parodia, interdiscursividad, readaptaciones, recepción crítica, etc.) de un objeto que, por el hecho mismo de ser transmi-tido, es también transformado como consecuencia de la interacción con el medio a través del cual se manifiesta. Entendemos cada momento y medio usado en el proceso de la serie Sin pies, como un texto particular que llega a ser otro en su momento de tránsito hacia otro medio, incluyendo el espacio de la recepción.

[5] Elsa Flores, Convergencias, Caracas, Monte Ávila Editores, 1983, p. 89

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