sábado, 12 de octubre de 2013

Buscando escuchar el mundo


A propósito de Conticinio. Una propuesta del proyecto Ecous

           

            En su Metafísica, Aristóteles le asignó un valor supremo al sentido de la vista como medio para conocer.

Todos los hombres, por naturaleza, desean conocer. Prueba de ello es la estima de que gozan las sensaciones, pues al margen de su utilidad, las estimamos por sí mismas; y por encima de todas, a la sensación visual. En efecto, no sólo con el fin de obrar, sino aun sin tener que efectuar acción alguna, preferimos, por así decirlo, la vista a las demás. (Aristóteles, 1994, 69)

 
            El hecho de que la cultura occidental haya privilegiado la visualidad por encima del resto de los sentidos ha hecho que se releguen al margen otros canales de comprensión de lo real y el cultivo de su memoria, como es el caso del sentido del oído y la cultura sonora. Sin embargo, el sonido tiene funciones y significados efectivos en la creación del orden social y psicológico que ya han sido registrados y aprovechados por la publicidad y la guerra ―por nombrar las maquinarias más poderosas. De modo que, dependiendo del enfoque, el sonido también tiene la capacidad de contribuir con configuraciones del imaginario a favor de relaciones más equitativas para la humanidad, y de ésta con su entorno natural.

            Particularmente, en el ámbito artístico occidental y sus relatos, es evidente el predominio de las referencias relacionadas con lo visual por encima de las propuestas sonoras ―entendidas fuera del espectro de la música. No obstante, la historia canónica del arte ya no puede obviar los aportes relacionados con la creación sonora hechos por el dadaísmo, el futurismo, el expresionismo, el surrealismo, el fluxus, etc., y más adelante su concreción ―alrededor de los setenta―, al ser explícitamente nombrado como «arte sonoro».

            En el país hay algunas exploraciones que, desde finales de los años noventa, están abordando estos intereses, en los que no hay que olvidar las exploraciones que desde mediados de los sesenta ya hacían artistas como Rolando Peña, y entre las que es imprescindible mencionar a Jorge Gómez y los esfuerzos llevados a cabo desde 2009 por Arte Sonoro y Radioarte de Venezuela (ASRAV) ―del que Gómez está a la cabeza acompañado por sus también fundadores, Amarilys Quintero y Rommel Hervez― y sus Encuentros iberoamericanos de arte sonoro «parlante» (2009, 2010 y 2011). También están la producción discográfica Ars sonus (2008), las indagaciones del reconocido músico Miguel Noya y el reciente catálogo Arte sonoro en Venezuela (2010).[1]

            Aunque ya han transcurrido más de cuarenta años desde su consolidación en la historia occidental del arte, al menos en nuestro país falta mucho para que se difunda la expresión artística del sonido entre las instituciones dedicadas a la estética contemporánea y que se discuta pródigamente entre más artistas, curadores, estudiosos de la cultura y público general, pues aún se trata de un campo para sectores muy especializados.[2]

             Dentro del arte sonoro hay varios géneros y tendencias como el performance sonoro, el radioarte, la poesía sonora, la ecología acústica y el paisaje sonoro. En cuanto al interés por este último (soundscape en inglés), se puede decir que es relativamente reciente. Al parecer[3] surge en Vancouver bajo el nombre de World Soundscape Project a través de las investigaciones dirigidas por Robert Murray Schafer en la Universidad Simon Fraser. Este grupo se proponía «(…) documentar y archivar paisajes sonoros, describirlos y analizarlos, y promover un aumento del conocimiento público a través de la escucha y el pensamiento crítico». (Schaffer y Truax, 2007)

            El paisaje sonoro ―que parte de la premisa de que el acto de oír abre la interfaz primaria a través de la cual se realiza el intercambio de información entre individuo y entorno, ocurrido en un plano del que no somos plenamente conscientes― por su parte, muestra diversas técnicas y manifestaciones.

            Barry Truax[4] hace referencia a las transformaciones experimentadas por la «composición con paisajes sonoros» en la que, al inicio, sólo se buscaban producciones «neutrales» o «no invasivas» con respecto al entorno original. Más adelante se examinó la compresión del hecho en el tiempo para simular la experiencia y generar la ilusión de un sonido que, aunque familiar, en paralelo era «extrañamente imaginario». El autor también hace mención de documentales sin mezclas e intervenciones temporales en el audio de espacios registrados a distintas horas del día y, a veces, con la inclusión de narraciones verbales o conversaciones con lugareños. Asimismo, recuerda ejercicios de yuxtaposición de señales sonoras y dialectos locales que «(…) presentan un mapa aural del país que se experimenta en un espacio corto de tiempo»; yuxtaposiciones repentinas con interrupciones técnicas que, en la ruptura con la línea conocida del sonido, buscan «(…) invocar asociaciones semánticas en el oyente pero sin obstruir la posibilidad de reconocimiento del mismo» y el uso de los archivos de sonidos ambientales de la WSP para generar mezclas entre ellos. (Truax, 1996)

            En Latinoamérica esta tendencia está desarrollándose con una fuerza notoria en países como México, Chile, Ecuador, Colombia y Uruguay, y es justamente en el paisaje sonoro donde más adecuadamente se inscribe el proyecto Ecous (Yaracuy, Venezuela).


Invitación a la muestra diseñada por el proyecto ECOUS
 
En esta oportunidad, el Museo de Arte Contemporáneo ha abierto su Sala Multimedia para mostrar tres instalaciones de arte sonoro desarrolladas por Ecous, muy en sintonía con las búsquedas de ecología acústica planteadas por los interesados en el ámbito del sonido, más allá de la mera experimentación electroacústica. Durante los últimos años este colectivo se ha dedicado a registrar, comprender y ensamblar los sonidos naturales y culturales ―biofonías, geofonías y antropofonías― de Venezuela. Su abordaje se alimenta de investigaciones que imbrican distintas disciplinas ―etnología, biología, artes gráficas, fotografía y arte sonoro― que se internan en reservas ecológicas y/o en paisajes culturales para transformar lo captado en archivo sonoro, estrategias pedagógicas y propuestas creativas en las que la subjetividad abraza la observación científica, inclinando los contenidos en pro de la sensibilización del sentido del oído aunque, en dirección simultánea, a nuestra atención afectiva sobre el entorno y la obligación de preservarlo.

 
Esta muestra es una travesía que, partiendo del sonido, avanza hacia el denso conticinio, «el punto más silencioso de la noche». El recorrido está compuesto por tres umbrales:

Vigilia, es decir, el reino del día y la conciencia percibidos desde los sonidos diurnos y acuáticos de Guáquira (estado Yaracuy) y Caparo (estado Barinas); Somnia o el reino nocturno, del sueño y lo inconsciente, donde los sonidos son libres de geografías específicas y a la vez una mezcla experimental de ellas, y Reminiscencias, donde los testimonios hacen del sueño y la vigilia un lugar de necesaria memoria.

 

Esta primera exposición sonora en la Sala Multimedia del MAC es también, en general, una propuesta para que artistas, público y el resto de quienes hacemos parte del sistema del arte, trascendamos, desde la atenta escucha, la perspectiva meramente contemplativa, romántica y patrimonialista del sonido vernáculo, para revisar los esquemas manejados en cuanto a las propias relaciones con los sonidos naturales de esta tierra y de nuestras sociedades tradicionales o campesinas, afrontando, como propone la artista sonora y teórica ecuatoriana Mayra Estévez (2010, p. 72 y 2013, s/p), el esquema exotizante que la historia «universal» del arte[5] otorga a las producciones estéticas no euronortecéntricas y resistiendo al hábito impuesto pero normalizado de pensarnos subalternos.

Albeley Rodríguez
Caracas, agosto 2013


Referencias

-          Aristóteles, 1994. Metafísica, Madrid, Edit. Gredos.

-          Estévez, Mayra, 2013. «Mis “manos sonoras” devoran la histérica garganta del mundo. Geopolítica y régimen colonial de la sonoridad», Quito, El Telégrafo encarte Cartón Piedra, pp. 13-17.

-          ______________, 2010. «Estudios sonoros latinoamericanos: Violencia, sonoridades y perspectiva decolonial», en Desenganche. Visualidades y sonoridades otras, Quito, La Tronkal  / AECID / OEI, pp. 54-75.

-          Gómez, Jorge, 2010. http://www.asrav.org/home.html

-          Pequeno, Sandro et al, 2010. Arte sonoro en Venezuela, Caracas, AECID / Oficina Cultural de la Embajada de España/ Espacio Mad / ONG.

-          Schafer, Murray y B. Truax, 2007. «Los paisajes sonoros», en http://www.acousticecology.org/wildlandbiology.html

-          Truax, Barry, 1996. «Paisaje sonoro, comunicación visual y composición con sonidos ambientales», publicado originalmente en Contemporary Music Review, vol. 15, parte 1, Vancouver (trad. Grupo Paisaje Sonoro), disponible en http://www.eumus.edu.uy/eme/ps/txt/truax.html



Reminiscencias, 2011-2013

Instalación sonora

(Registros etnográficos, antropofónicos y biofónicos, audífonos y cartografías)

Dimensiones variables

Duración: 12 min 30 seg

 

Somnia, 2011-2013

Instalación sonora

(Registros biofónicos y geofónicos, cúpula, estrobo, cornetas, amplificador y cónsola)

Dimensiones variables

Duración: 18 min 50 seg

Vigilia, 2011-2013

Instalación sonora

(Registros biofónicos y geofónicos, 4 cúpulas, 4 cornetas, amplificador y cónsola)

Dimensiones variables

Duración: 15 min 30 seg



Ficha biográfica de Ecous


Este colectivo ha tenido participación en el Festival de Arte Sonoro de la UNEY (2009); la exposición Ars sonorus (instalaciones y esculturas sonoras) realizada en la UNEARTE (2010); el Curso de Estudios Avanzados en Arte Sonoro de la UNEY (2009-2010); el II Encuentro Iberoamericano de Arte Sonoro Parlante efectuado en Los Galpones (2010); el III Encuentro de Arte Sonoro Parlante realizado en el Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (2011) y en el I Encuentro Iberoamericano de Arte Sonoro llevado a cabo en radio Resonantes, México (2012). En el Primer Encuentro Experimental de Paisajes Sonoros (Yaracuy), el proyecto Ecous produjo los eventos Resonancias (2011), las Jornadas de educación sonora (2011 y 2012), así como las instalaciones Imaginarios de aldea y Guáquira, espacios audibles (ambas en 2011). Ecous tiene en su haber varias investigaciones, elaboración de archivos y trabajos de documentación como es el caso de: Natura sonorum (2011-2013, Plataforma colectiva de paisajes sonoros de Venezuela); Proyecto Guáquira (2011-2013, Cartografía Sonora REPG, Yaracuy); Proyecto Caparo (2012, Archivo Sonoro / Documental Caparo, Barinas); Sabana, bosque y estero (2012, exploración documental a través de los llanos occidentales de Venezuela) y Paisajes sensoriales (2012, campaña de sensibilización). Asimismo ha efectuado las radioperformances y acciones sonoras in situ: Baleptra / Guama (2010); Sirenas cortantes, San Felipe (2010); Paisaje N.° 9, Guama (2010); Paisaje N.° 5, Valencia (2010); Radix, Guama (2011), e Imaginarios de aldea, Caracas (2011).

Curaduría y Textos: Albeley Rodríguez
Museografía: Proyecto ECOUS- Bolivia Chacón (MAC).
Diseño Gráfico: Proyecto ECOUS con asesoría de Carlos Rodríguez (MAC).



[1]Los dieciséis artistas participantes en Arte sonoro de Venezuela son: Miguel Noya, Rolando Peña, Muu Blanco, Julio D´Escribán, Gil Sansón, Sandro Pequeno, Jorge Gómez, Amarylis Quintero, Marco Montiel, Xavier Losada, José Gabriel Hernández, Marcos Mujica, Alvise Sacchi, Rubén D´Hers, Miguel Ángel Fuster y Miguel Ángel Noya.
[2] Pequeno acota al respecto que «(…) son muchos los retos. En el ámbito museográfico y curatorial, el arte sonoro en nuestro país sigue siendo un fenómeno muy poco comprendido, y las iniciativas al respecto son aún escasas e inconstantes. Ya no se trata exclusivamente de educar al público: es necesario educar asimismo a los críticos y curadores, si queremos que el país esté a la altura de sus mejores creadores». (2010, 22)
[3]Digo al parecer, pues pongo en duda aquellos relatos que dan por sentado el origen único y unilateral de la emergencia de nuevas modalidades del arte.
[4]Barry Truax es cofundador, junto con Murray Schaffer, del World Soundscape Project, compositor y profesor de música electroacústica, música por computador y comunicación acústica en la Universidad Simon Fraser (Vancouver, Canadá).
[5]Hay numerosos ejemplos de expoliación hecha por artistas modernos y aun contemporáneos de sonoridades de pueblos originarios de África y América, así como de la posterior catalogación de la manifestación estética original como arte «primitivo».