Diego Barboza (estado Zulia,
1945-Caracas,2003) fue un artista que legó aportes fudamentales dentro de los
procesos que modificaron el rumbo de los lenguajes del arte venezolano desde
los inicios de los años setenta.
Mientras vivió en Londres (desde 1968) desarrolló
las «expresiones de calle» a las que luego, a partir de 1980, decidió
replantear y ampliar con las que llamó «acciones poéticas»[1] que eran, según la concepción del artista, manifestaciones
artísticas con un sentido comunal de la participación pública, distanciando así
sus propuestas, intencionalmente, de la idea del público espectador de sus
coetáneas internacionales de performances y happenings.[2]
Habría que destacar que en toda su propuesta,
como una especie de leitmotiv, se sostuvo el énfasis en las acciones de
la vida cotidiana ligadas al juego y a la fiesta.
Es interesante observar, dentro de los procesos
de este artista, la importancia que le dio a los registros de sus eventos, a
los que no consideró mero documento testimonial sino, quizá más importante
para él, un espacio fértil para intervenciones creadoras que se
resignificarían sobre el nuevo soporte. Así pues, foto-grafías y fotocopias,
pero también otros medios,eran el sustento para colorear de distintas maneras,
hacer collages, e incluso, proyectar nuevas ideas.
Un registro particular, que puede dar paso a
varias reflexiones, es la serie Sin pies, custodiada por el Museo de Arte
Contemporáneo (Caracas) desde la donación hecha por el propio artista en 1995.
Esta serie constituyó el trabajo de grado presentado por Barboza en el Centro
de Enseñanza Gráfica (CEGRA)[3] en la especialización de serigrafía. El origen de las imágenes es
una secuencia de acciones dirigidas por Barboza, ejecutadas por el artista Luis
Villamizar y fotografiadas por Doris Spencer de Barboza. La acción es la de un
personaje que, frente a la cámara, se presenta desnudo pero, poco a poco, se
coloca nuevas prendas hasta llegar al momento final, en el que aparece completamente
vestido.
De manera que, la serie Sin pies es una suerte de transducción[4] serigráfica que deja a la vista, simultáneamente, distintos
procesos y transformaciones: el de la realización de una acción simple y
cotidiana como es la de vestirse, efectuada en el taller del artista, la de la
secuencia fotográfica en la que devino aquella acción y el de las capas propias
de estas técnicas gráficas a las que sutilmente alude la acción de vestirse.
Además de la serie Sin pies, el MAC también conserva bajo su custodia otra valiosa
pieza del archivo de acciones de Diego Barboza: La caja del cachicamo,
realizada en 1974. Esta acción se desarrolló en varios «espacios de
concentración ciudadana»[5] (en el Parque del Este, el Centro Histórico de Yaracuy y en una
plaza de Caricuao) y se apoyó en la tradición simbólica popular venezolana con
sus dinámicas con objetos que se transforman en ele-mentos de motivación
espontánea, celebratoria y colectiva. En La
caja del cachicamo se incitaba al público a participar a través de un
baile realizado por dos personas que eran portadoras de dos largas tiras de
color rojo salientes de los extremos opuestos de una misma «caja»; sobre las
tiras se podía leer en letras blancas la palabra «cachicamo» mientras el
movimiento dejaba escuchar los cascabeles que tenían cosidos. Fue en esta
acción en la que Barboza pudo desplegar el espíritu festivo con una intensidad
superior a la alcanzada en las acciones de Londres.
Tanto la serie Sin pies, como La
caja del cachicamo son propuestas de registro que, con sus características
particulares y diferenciadas entre ellas, permiten apreciar los criterios del
artista con respecto a la documentación de sus acciones como un espacio
susceptible de improntas afectivas y creadoras pero, al mismo tiempo, dan paso
a la puesta en valor de la noción transgresora del arte de acción de Barboza
puesto que, para este artista, el transcurso del tiempo y las relaciones
humanas con su entorno, el desorden y la cotidianidad traspasaron el concepto limitado
de acciones meramente corporales para vulnerar la pureza de los medios y el
romanticismo del artista individual, manteniendo un carácter contestatario con
respecto al campo del arte y al contexto social.
Albeley
Rodríguez, Caracas, febrero de 2012
Lista de
obras presentes en la exposición
Diego Barboza. La Impronta Creadora de la Acción
Sala 5, Museo de Arte Contemporáneo, Caracas,
2012
Serie
Sin pies
Sin
pies
1983
Serigrafía 12/ 15
71 x 56
Sin
pies
1983
Serigrafía 9/ 11
71 x 56
Sin
pies
1983
Serigrafía 5/ 15
71 x 56
Sin
pies
1983
Serigrafía 8/ 15
71 x 56
Sin
pies
1983
Serigrafía 15/ 15
71 x 56
Registro
de La caja del Cachicamo
La
caja del Cachicamo
S/ f (acción realizada en Parque del
Este, Caracas, en 1974)
Collage de masonite, impresión
fotográfica creyón, óleo, espejo.
157 x 106, 2 cm
Proyección
G2 Grupo Creativo
Video documental
Una
vida entre redes
2003
27 minutos.
[1] En la conmemoración del décimo aniversario de
su primera «expresión» 30 muchachas con redes, Barboza manifestó: «He
decidido darle nombre a lo que hago. Lo llamo desde hoy “Poema de acción”.
Estoy convencido de que lo mío no es arte conceptual, sino un poema que queda
en el aire, como una celebración» en María Josefa Pérez, «Cumpleaños de “El
Cachicamo”», El Nacional, 18-05-1980, Caracas, p. E-10.
[2] Félix Suazo, plegable de la exposición Otro coincidente,
El Anexo ArteContemporáneo, octubre-diciembre 2010.
[3] La exposición se llevó a cabo en la sede del CEGRA, Caracas, del
17 al 31 de julio. Un comentario crítico de María Elena Ramos publicado en el Papel
Literario (p. 8) de El Nacional (Caracas, 14-8-1983) titulado
«Dibujo antes y después» hace un planteamiento interpretativo de esta
propuesta: «Diego Barboza hace un seguimiento conceptual y fotográfico a Luis
Villamizar, arte corporal que termina convertido en serigrafía. Su expe-riencia
con el fotoscreen nos ofrece tramas de puntos, colores primarios y sus
complementarios, en la idea de un cuerpo secuencia que se va transformando».
Citado en: Katherine Chacón, «Cronología comentada», Catálogo Diego Barboza.
El festín de la nostalgia 1955-2000, p. 80.
[4] Transducción es un
término proveniente de las ciencias biológicas que explica el proceso por el
que una célula convierte un determinado estímulo exterior en una respuesta
diferente. Este término ha sido adoptado por la teoría literaria para advertir
procesos de transmisión dinámica (intertex-tualidad, hipertextualidad, parodia,
interdiscursividad, readaptaciones, recepción crítica, etc.) de un objeto que,
por el hecho mismo de ser transmi-tido, es también transformado como
consecuencia de la interacción con el medio a través del cual se manifiesta. Entendemos
cada momento y medio usado en el proceso de la serie Sin pies, como un
texto particular que llega a ser otro en su momento de tránsito hacia otro
medio, incluyendo el espacio de la recepción.
[5] Elsa Flores, Convergencias, Caracas,
Monte Ávila Editores, 1983, p. 89
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